Pensaron que se quedarían sin casa durante la tormenta del pasado fin de semana
HERMOSILLO, Sonora.- A duras penas lograron pasar la noche algunos residentes de la invasión Tres Reynas tras la tormenta que azotó el pasado fin de semana en Hermosillo, pues sintieron que los fuertes vientos acabarían con el único patrimonio con el que cuentan.
Benito García Romero, de 77 años de edad, vive en una pequeña casita fabricada con paredes de lámina y cartón y el techo de lona, mismo que fue derribado con los vientos de hasta 60 kilómetros por hora que se registraron en la ciudad.
“Yo estaba dentro, iba a cenar frijolitos cuando escuché un ruido y luego empezó a temblar la casa, pensé que había un temblor o no sé, y de repente se me voló una parte del techo. Pues es que es lonita, de esa que me regalaron y dije: No, ya me quedé sin casa”, relató.
Yo solo veía como se movía de un lado para el otro la casa y salió volando el techo. Gracias a Dios aquí estamos para contarlo”.
Benito lleva viviendo en la invasión Tres Reynas más de trece años, desde que el asentamiento se fundó, ubicado al Sur de Hermosillo, a donde llegó a vivir con su esposa, quien hace tres años falleció y se quedó solo en su casa.
Platicó que desde entonces, ha tratado de refugiarse en su trabajo, pues desde joven se dedica a la albañilería y aunque no le ha faltado el trabajo, apenas le alcanza para subsistir y no ha podido comprar material para construirse un cuarto de cemento.
“Y como no tengo material, pues la lluvia casi acaba con mi casa. Es un cuartito, pero es lo único que tengo, que es mío. El aire me tumbó el techo, pero ya lo volví a poner ahora, porque anoche (domingo) también llovió, pero no tan fuerte, sólo se me metió el agua”, externó.
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TODO SE MOJÓ
María Delia Angélica López, de 62 años, es otra de las afectadas por la tormenta que se registró el pasado sábado y que causó varios destrozos en algunas zonas de Hermosillo.
Aseguró que la furia del viento casi derriba su casa y hasta llegó a temer por su vida, hasta que pudieron controlar la solución antes de que la situación se agravara.
La casita se hacía así (de un lado a otro), yo pensé que la iba a tumbar el aire, porque sí estuvo muy fuerte el aire, las láminas salían volando, los cables, todo. Dios nos cuidó”.
“Casi me tumbaba la casa, me voló todo el techo y ahí clavamos para que no se levantara. Todo se me mojó por dentro. El viento nomás zumbaba y las paredes se movían de un lado a otro, verás que feo. Pensamos mi esposo y yo que ya era el fin”, dijo.
José Manuel Pacheco, esposo de María Delia, destacó que tuvieron que tapar el hueco del techo con un hule, pero temían que una lámina se cayera y los lesionara, por eso es que decidieron mejor quedarse dentro de la casa, ya que la fuerza del viento era imparable.
“A parte que hacía mucho aire, le tuve que amarrar una soga, pero el viento me la trozó. Se hacía para un lado para el otro, la casita, nos tuvimos que salir porque el aire estaba fuerte, era como remolino, pero nos metimos porque imagínate que saliera una lámina volando… nos mata”, añadió.
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FUERTE GRANIZADA
Además de las precipitaciones de hasta 37 milímetros y vientos de de 60 km/hr, en algunas partes de Hermosillo se registró la presencia de granizo, y el hielo que cayó a gran velocidad causó averías en al menos uno de los techos de las viviendas en la invasión.