El doctor Filiberto Pérez Duarte tiene 85 años y trabaja con el mismo entusiasmo del primer día
HERMOSILLO, Sonora.- La vocación de un médico es ante todo ofrecer esperanza y consuelo a sus pacientes, esa es la filosofía que se le reveló al doctor Filiberto Pérez Duarte tras cumplir 60 años como médico y 58 como pediatra.
Nacido en el municipio de San Javier, desde muy pequeño se mudó con su familia a Nogales, donde estudió hasta que llegó el momento de ir a la universidad.
Desde muy pequeño le gustaba platicar con las personas y, al tener sus padres una tienda, era común para él interactuar de forma agradable con la clientela.
Cuando uno ya está en preparatoria escoge alguna de las carreras y se prepara para la universidad, mis padres querían que fuera ingeniero, que fuera licenciado, porque un primo mío de Hermosillo era licenciado y ayudaba a la gente, además de que le iba muy bien en todo sentido”, comentó.
Dicho pariente le ofreció ir a formarse a la Universidad de Sonora, pero la idea del doctor era estudiar medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) y, tras convencer a sus padres que su proyecto no se trataba de una idea transitoria, sino de su razón de ser, se enlistó en la Licenciatura en Medicina.
Ya en Guadalajara, se encontró con el rector de la universidad Luis Garibay Gutiérrez, figura crucial en su formación, quien impartía algunas clases especiales en medicina, por lo que le preguntó, apenas en segundo año de carrera, cómo podía ser pediatra como él.
“Mira Filiberto”, le respondió Garibay Gutiérrez, “ahorita todavía no sabemos, primero tienes que ser médico y después ver si realmente quieres trabajar con niños”.
El rector le tomó confianza y afecto durante su época estudiantil, e incluso le permitió trabajar en su hospital para niños donde trabajaban otros cuatro pediatras que eran docentes en la UAG.
Cuando menos lo pensó, ya suplía a Garibay Gutiérrez con algunos de sus pacientes e incluso dormía en el hospital, curtiéndose en los quehaceres de la vida galena y con ello confirmando su vocación por la pediatría.
La medicina es una profesión muy demandante, por lo que a su regreso a Sonora, al ser uno de los pocos médicos pediatras del estado, sus servicios eran muy demandados.
Algo que veían mis hijos por ejemplo era que llegaban pacientes a mi casa para ser atendidos, incluso después de trabajar mañana, tarde y noche, ya que eran muy pocos los pediatras en aquel entonces”, explicó.
Vacaciones que se cortaban abruptamente y momentos personales interrumpidos por el deber eran algunos de los sacrificios que rendía a su profesión y que pagaron con la admiración y agradecimiento de colegas y pacientes.
La vida de ningún médico está desprovista de momentos de auténtica desesperanza y, cuando el doctor Pérez Duarte regresó a Hermosillo, le esperaría uno de los eventos más aterradores de su carrera, esta vez como director de una institución de salud pública.
Hubo casos muy dramáticos, todavía me tocó lo de la Guardería ABC cuando era director del Hospital Infantil (HIES) y ahí recibimos a la mayoría de los pacientes, fue uno de los casos más impresionantes”, relató.
A través de momentos así el doctor entendió que su papel como pediatra va más allá de ver por la salud de sus pacientes, sino de brindar tranquilidad, certeza y esperanza a las personas que pasan por momentos de vulnerabilidad emocional.
CONFIANZA DOCTOR-PACIENTE
La confianza entre doctor y paciente, destacó, es clave para aminorar la carga emocional de las personas, así como brindar confianza y establecer que hay posibilidad de sacarlos adelante.
“Hay casos que uno pensaba lo peor, ya que los pacientes llegaban en muy malas condiciones, y que uno sabía que las posibilidades de que pudiera recuperarse es de 5% o 10% por lo avanzado del caso”.
Muchas señoras cuando se les da el diagnóstico de cáncer de un niño, se vienen hacia abajo y depende mucho de cómo los trate uno y cómo les explique que son casos difíciles pero que hay la posibilidad de que salgan adelante bien atendidos”, sostuvo.
Si bien no se debe perder la esperanza, mencionó el doctor Pérez Duarte, tampoco la sinceridad, por lo que hay que hablar directamente sobre cómo se va a proceder y no guardarse las cosas.
Tras 60 años de carrera, 85 años de vida, y haber pasado por numerosas instituciones de seguridad social y salud pública en calidad de médico y administrador público, el doctor Pérez Duarte trabaja sólo por el gusto de hacerlo.
Ya debería haberme jubilado, mi edad ahorita es de 85 años, desde los 65 podía haberme jubilado y ahorita todavía estoy trabajando porque me gusta hacerlo, estoy jubilado de forma federal por el Seguro Social y ahorita estoy en trámite para mi jubilación dentro de la Secretaría de Salud, pero por lo demás tengo mi consultorio y sigo atendiendo”, comentó.
GRAN FESTEJO
Durante la ceremonia del Día del Médico, celebrada el pasado 20 de octubre por la Asociación Médica de Hermosillo (AMH), se entregó un reconocimiento especial por los 60 años de servicio del doctor Pérez Duarte.
En la ceremonia también se entregaron reconocimientos a la trayectoria de los galenos Iván Chacón Rendón por 25 años, Zuren Matutes Fabelo por 30 años y a Luis Villalobos García por 40 años.
Por 45 años de servicios se reconoció a los doctores Rodolfo Ortiz Aguado, Moises José Núñez Vargas y Jesús Enrique Romero Baranzini, mientras que el doctor Eugenio Medina León recibió el galardón por su medio siglo de trabajo, seguido por el doctor Héctor Armando Sanabria Madrid, con 45 años de servicio.
El Día del Médico se conmemora cada 23 de octubre, por las organizaciones de atención médica para reconocer las contribuciones de los médicos a la salud de las personas y comunidades.